Consideramos que se trata de repensar el papel de los Servicios de Inteligencia y por tanto de la Inteligencia pero no como una mera adaptación al mundo actual a través de la transformación digital, sino como un cambio de mentalidad.

Hoy nadie duda que los problemas a resolver tienen que ser tratados de manera transversal  y desde diferentes perspectivas. Los cambios a los que estamos asistiendo por la globalización están generando transformaciones que afectan no solo a nuestras vidas, sino también a los Servicios de Inteligencia y a su forma de ser y de estar en la sociedad. Sociedad donde nadie sobrevive si no se reinventa. Ante los cambios en los que estamos inmersos, nadie por sí solo y los Servicios de Inteligencia tampoco, disponen de una guía y menos de recetas únicas para actuar. Todo esto nos lleva a tener que repensar la relación entre los Servicios de Inteligencia y la sociedad y los políticos. Por un lado, los Servicios de Inteligencia han desarrollado “agorafobia”: ese miedo a salir de casa, a abrirse. Considerar a los Servicios de Inteligencia como algo de naturaleza cerrada e inmutable lleva a importantes errores de comprensión y de actuación. El creerse autosuficientes, no es una metodología suficiente para un Servicios de Inteligencia. Es seguir viviendo y describiendo el mundo de forma incompleta. Es mantener una “visión estrecha” en una “banda ancha.”

Por otro lado, también supone un error por parte de la sociedad, pensar en los Servicios de Inteligencia de forma romántica. La imagen que los ciudadanos solemos tener de los Servicios de Inteligencia oscila, entre la idealización, la seducción, la admiración que nos transmiten el cine y la literatura y, por otra parte, la que recibimos de los medios de comunicación cuando informan sobre ellos. En muchos casos, se trata de informaciones sobre actividades que dejan mucho que desear y que llevan al ciudadano a dudar y a desconfiar de la actuación y de la finalidad de sus Servicios de Inteligencia. De todas las instituciones que conforman el organigrama del Estado, una de las más ignoradas es la de los Servicios de Inteligencia de los que se desconocía y se desconoce, aunque ya menos, prácticamente todo: su funcionamiento, sus competencias y controles en un Estado de Derecho; ¿Por qué y para qué necesitamos la Inteligencia en un mundo en el que la información está al alcance de cualquiera?; ¿Cuál es el valor añadido que justifica la existencia de un Servicios de Inteligencia?; ¿Por qué necesitan el secreto y poderes especiales los Servicios de Inteligencia?; ¿Por qué tiene el ciudadano que confiar en que sus Servicios de Inteligencia actúan legal y éticamente en beneficio de la estabilidad democrática? Y se culmina la radiografía de los  – Servicios de Inteligencia y sociedad- con la existencia de unos políticos poco formados y poco interesados en el ámbito de la Inteligencia.

Ante este panorama era y es esencial promover un debate sobre cómo lograr una relación positiva, sistematizada y distinta a la actual entre los Servicios de Inteligencia y la sociedad. Es fundamental y necesario un nuevo relato sobre cómo funcionan y deberían relacionarse los Servicios de Inteligencia con la sociedad. Es necesario que el ciudadano tome conciencia de la necesidad que tienen las democracias de contar con Servicios de Inteligencia, de su utilidad así como de la responsabilidad de los gobiernos en la utilización de sus Servicios de Inteligencia. Muy pocas veces se informa sobre la verdadera contribución de estos organismos a garantizar la estabilidad y la seguridad de las democracias. Es determinante el tomar conciencia de que el único modo que tiene un Servicios de Inteligencia de protegerse es dándose a conocer y formando a sus ciudadanos; es formando a la sociedad para que incluso comprenda qué quiere decir y hacer sus Servicios de Inteligencia cuando calla y actúa desde el secreto. Es clave el formar a la clase política.  Y es cada vez más urgente que para tomar conciencia para nuestras sociedades conceptos como ética, transparencia, confianza, reputación etc. van a ser claves en esta nueva Cultura de Inteligencia para que nuestros Servicios de Inteligencia no sólo sean eficaces sino también creíbles.

En España este reto se ha tratado de solventar a través de la denominada “Cultura de Inteligencia” con la creación de la Cátedra de Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos fruto de un convenio de colaboración entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y que ha ido incorporando universidades como la Carlos III, la Universidad de Valencia, la Universidad de Barcelona, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Cádiz…así como otras instituciones, creando un trabajo en red. Durante estos 15 años se ha trabajado para que desde la Universidad española se potencien y se consideren las cuestiones relacionadas con el mundo de los Servicios de Inteligencia y mejorar la relación entre la sociedad y Servicios de Inteligencia. Para ello nos hemos centrado en las siguientes líneas de trabajo: formación, investigación, publicaciones y divulgación (congresos, seminarios, talleres etc.). Destacar respecto a la formación el Máster de Analista de Inteligencia, en su ya undécima edición y un referente en la formación de analistas. Respecto a las publicaciones, aparte de los respectivos libros sobre Inteligencia, Servicios de Inteligencia, Inteligencia Competitiva, etc. reseñar la revista: Intelligence, Security and Public Affairs.

En este mundo de hoy tenemos la necesidad y la responsabilidad de interactuar y de intercambiar ideas, experiencias y proyectos. Y sabemos muy bien que el prejuicio es hijo de la ignorancia. Incluso, consideramos legítimo que algunos se pregunten si esta forma de abrirse a la sociedad por parte de los Servicios de Inteligencia a través de la Cultura de Inteligencia no es una forma de acabar con la esencia de los Servicios de Inteligencia. Y tenemos que decir que no. Como ciudadanos necesitamos a esos Servicios de Inteligencia eficaces y anticipativos. Pero ya no sirve aquello de: “todo para el ciudadano pero sin el ciudadano.”

Consideramos que sería bueno recordar lo que dijo en el Foro Político Mundial celebrado en Bosco Marengo (Italia) Mijail Gorbachov: “Los políticos solos (y yo añado los Servicios de Inteligencia solos) no pueden abordar ni afrontar todos los desafíos que el mundo presenta hoy. La política  (y  los Servicios de Inteligencia) deben interactuar con la sociedad civil y la comunidad intelectual. En consecuencia, es absolutamente necesario e indispensable, un diálogo de alto espectro que nos ayude a desarrollar enfoques audaces y factibles para ser capaces de resolver los desafíos de nuestro mundo globalizado. Si esto ya era necesario en el 2002, hoy en el 2020 lo consideramos urgente. Trabajar no solo por una Cultura de Inteligencia en España sino también europea. En esto consiste nuestro trabajo y en que no nos tengan que reprochar como “pudiendo tanto nos atrevimos a tan poco.”